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¿Qué se espera de nosotras?

¿Nunca os habéis sentido programadas? ¿Jamás habéis notado cientos de miradas sobre vosotras? ¿Cuántas veces os habéis puesto responsabilidades a la espalda que ni siquiera habíais elegido? Estas son tan solo son algunas de las preguntas que nos hemos planteado casi todas las mujeres en algún momento de nuestra vida. En ocasiones, parece que nos han asignado un papel, con unas pautas, que debemos seguir sin cuestionarnos el por qué o si realmente es lo que queremos. Hoy quiero expresarme, quiero contar lo que se suponía que debía hacer y no quise. Quiero animaros a todas a que decidáis y viváis como deseéis.

“Se te está pasando el arroz"

Si estás rondando los 30, prepárate para los interrogatorios. Además, cuando llegas a estas edades, parece que los astros se alinean y el mundo te manda señales. Tus amigas comienzan a quedarse embarazadas, por las redes sociales no paran de saltarte cuentas e imágenes sobre bebés… Ya ha pasado el momento “¡Para cuándo la boda!” que, si no te has casado, habrás sufrido. Pero si pensabas que ya te habías librado de opiniones que no habías pedido, ahora llega el momento “¡Se te está pasando el arroz!”.

"Qué mala madre, hace nada dio a luz y ya está trabajando. Qué suerte, tú pareja te ayuda en casa”

La siguiente afirmación es una que me hace mucha gracia, parece que una vez das a luz y pasas a ser mamá, te limitan a eso. Todo lo demás pasa a un segundo plano y ahora, de cara a los demás, eres simple y exclusivamente una madre. Pero no creas que esto le pasa a los papás también, por supuesto que no. Para la sociedad, un padrazo es aquel que trabaja y, si eso, cuando llega a casa te ayuda a poner la mesa y juega con su hijo, mientras tú preparas la cena y has hecho todo lo demás a lo largo del día, compatibilizando con tu trabajo si el tiempo y estas nuevas responsabilidades te han permitido mantenerlo. Siempre se da por supuesto que es la madre la que tiene que apartar los demás aspectos de su vida para crear a su hijo y si tú lo has hecho, ¿fue porque realmente lo querías o porque se esperaba eso de ti?

Lidiar con la maternidad puede ser una de las cosas más difíciles del mundo. Tu cuerpo es una bomba de hormonas, incertidumbre y desconocimiento. Obviamente, ser madre, si ha sido tu elección y es lo que has elegido, puede hacerte la mujer más feliz del mundo, pero existe una idealización absurda en torno al embarazo. Mareos, el cuerpo hinchado, malestar continuo, pérdidas de orina… Los efectos son incontables, son meses difíciles y no hablemos del parto. Mi madre siempre me dice:

“Eres la persona que más alegrías me ha dado, pero también la que más dolor me causó”

Afrontar tantos cambios de golpe, en un cuerpo ahora desconocido para nosotras mismas y pensar todo lo que se nos viene encima, también es maternidad. No sintáis miedo o vergüenza si alguna vez se os cruzan pensamientos de arrepentimiento o dudas, los sentimientos negativos también forman parte del proceso y no vivir en un mundo fingido e inalcanzable no significa ser mala madre o mala mujer, significa ser real.

“Yo ya me he corrido, lo dejamos aquí”

Existe una cosa llamada brecha orgásmica, ¿qué significa esto? Muy sencillo, la gran ventaja que nos llevan los hombres, dentro de las relaciones heterosexuales, a la hora de tener orgasmos. La marca de preservativos Durex realizó un estudio en 2017 que reveló que el 75% de las mujeres encuestadas no llegaba al orgasmo durante sus relaciones sexuales, a diferencia del 28% de los hombres. No es más importante el placer de otro. Yo creo que ya es hora de disfrutar, de conocernos y dejar de fingir.

Fingir orgasmos es una práctica que se ha extendido mucho entre las mujeres, ¿por qué nos resulta más fácil aparentar un orgasmo en lugar de pedir y hacer lo que nos gusta? Siempre hemos dado prioridad al disfrute del hombre, olvidándonos completamente de nosotras mismas. De hecho, son muchas las mujeres que ni siquiera se masturban porque no conocen su cuerpo y no saben cómo hacerlo. Basta de tabúes e inseguridades, por suerte cada vez tenemos más información a nuestro alcance, úsala.

Parece, además, que un encuentro sexual se limita a introducir un pene en una vagina. No, no y no. Reducir el acto sexual al coito es un error muy común provocado por la falta de educación sexual y el desconocimiento sobre nuestro propio cuerpo. Como seres individuales y mujeres que somos, debemos conocernos para poder enseñar después lo que nos gusta. Reclama tus derechos, que son los mismos que los de tu pareja a la hora de disfrutar.

“Qué mala cara tienes hoy, ¿no te has maquillado?”

La gran mayoría tenemos que invertir más tiempo de nuestra vida en comparación con los hombres para maquillarnos, arreglarnos y estar presentables. Porque a veces parece que si no llevas colorete o máscara de pestañas, no lo estás. Me ha pasado a mí misma que, durante el confinamiento, dejé de maquillarme al no salir de casa, ¡si total, no me iba a ver nadie! Con el paso del tiempo intenté buscarle lógica a esto, ¿por qué me veo mejor con maquillaje? ¿Por qué no me siento tan segura cuando no me maquillo? ¿Por qué he llegado a depender de él para salir a la calle?

Antes decía que yo me maquillaba porque yo lo elegía, pero ahora me he dado cuenta de que no era así. Sentía una presión y una inseguridad muy grande que no me permitía mostrar a los demás mi aspecto natural. El escuchar continuamente comentarios sobre por qué no nos arreglamos más o cumplidos cuando vamos bien pintadas nos ha hecho depender de ello. Nos obsesiona la aprobación ajena, y si fuese sobre nuestras capacidades tendría un pase, pero lo que nos absorbe es que nos vean guapas.

A día de hoy me he puesto por delante, a mí antes que a mi cara, trabajo día a día en aceptarme y esto no implica que no vaya a maquillarme jamás de los jamases, para mí supone no depender de ello y sentirme igual de cómoda con o sin él.

Seguramente haya miles de cosas más que se siguen asumiendo sobre las mujeres y que no deberían ser. Es fundamental encontrar un equilibrio entre todas nuestras facetas y, sobre todo, elegir aquellas que realmente nos hagan sentir completas. Nunca dejes de lado lo que te apasione y no permitas que una de esas facetas limite a las demás, dejándolas en la sombra.

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