Autoestima después de los 50: ¿cómo afecta a tu sexualidad?

Sexualidad en la etapa adulta

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud sexual como “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; que no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad” [1]. Y es que, como es de esperar, nuestra sexualidad se ve influida por la educación que hayamos recibido, las creencias culturales y sociales existentes, así como también por nuestra biología, y dependerá en gran medida de cómo nos sentimos y de lo atractivas y deseables que nos percibamos. Los cambios propios de la edad, las experiencias sexuales previas, así como también tu nivel de autoestima, determinarán que puedas disfrutar de una sexualidad saludable y activa a lo largo de la vida. Y es que, como siempre decimos, es importante recordar que la sexualidad debe estudiarse como un todo y no únicamente por los aspectos genitales o coitales [2].

Según determinan algunos estudios, entre un 53% y un 68% de las mujeres de entre 50 y 65 años mantiene relaciones sexuales de manera regular [2]. En un estudio de Fernández Hernández y su equipo, llevado a cabo con 162 mujeres mayores de 64 años en España, observaron que un 23,9% de las mujeres decía mantener un nivel de deseo sexual alto, a la vez que un 38,3% comentó sobre la importancia de mantener una vida sexual activa. Además, aquellas mujeres que habían tenido relaciones sexuales satisfactorias en décadas anteriores de la vida manifestaron tenerlas también en la actualidad, resultados que también encontraron Bretschneider y McCoy [3]. Un dato relevante del estudio de Fernández Hernández fue que un 32,2% de las mujeres respondió que su vida sexual había ido a peor con el paso del tiempo, mientras que únicamente 4 mujeres refirieron haber aprendido a disfrutar más del sexo con la edad (2,73%). No hay que olvidar tampoco que el deseo propio de la mujer a la hora de tener relaciones sexuales es uno de los factores más importantes de cara a tener una vida sexual activa, a la vez que supone parte de nuestra necesidad emocional y condiciona la calidad de vida en pareja [2,4].

Por otra parte, uno de los hitos más significativos que conlleva el envejecimiento en la mujer es, cómo no, la llegada de la menopausia. Se ha visto que existe una relación significativa entre la llegada de la menopausia y la disminución del deseo sexual, ya que los niveles bajos de estradiol acostumbran a estar asociados con el dolor en las relaciones sexuales [5]. Dicha bajada en los estrógenos puede provocar sequedad vaginal, fragilidad vascular y disminución de la elasticidad; entre otros [6]. Y no solo es eso, también hay que hay que tener en cuenta que, a nivel español, una de cada tres mujeres se siente mal o muy mal anímicamente en la menopausia, y una de cada cinco afirma sentir que su autoestima ha empeorado por la menopausia, según un estudio elaborado por Cinfa en 2014 [7]. No hay que olvidar que existen muchos factores de peso que condicionan nuestra autoestima y calidad de vida sexual, como son nuestra salud mental, el grado de valor que nos atribuimos o la calidad de la relación con nuestra pareja, aspectos que pueden llegar a impactar tanto o más que la menopausia en sí misma [5].

¿Qué ocurre con nuestra autoestima?

Como habrás podido ver, nuestra actividad sexual es resultado de la interacción de infinitos factores, tanto biológicos, fisiológicos como psicológicos. El paso del tiempo es inevitable, y la edad conlleva cambios físicos y psicológicos que pueden comprometer nuestra autoestima. La autoestima como tal puede ser definida como un indicador de cómo y cuánto nos valoramos a nosotras mismas, y es considerada uno de los elementos más importantes en el envejecimiento exitoso, influyendo de manera positiva en nuestra satisfacción sexual y en nuestra calidad de vida [8].

Así pues, como gran factor condicionador de nuestra sexualidad, una baja autoestima puede provocar que tengamos un menor deseo sexual o libido, ya que condiciona en gran medida la imagen que tengamos de nosotras mismas y determina lo atractiva que nos sintamos. Y es que no es un factor que dependa únicamente de nosotras, la educación que recibimos desde pequeñas sobre lo que es atractivo y lo que no, los estereotipos sociales sobre el envejecimiento y cómo ello supone un punto final a la vida sexual (cuando no tiene por qué), la presión estética por mantener una determinada figura a lo largo de la vida (en lugar de aceptar los cambios con naturalidad) y mucho más, hacen también que nuestra autoestima se vea afectada muy negativamente.

Por si fuera poco, se ha visto también que las mujeres solemos tener una menor autoestima y menos confianza en nosotras mismas que los hombres, y que esto suele ser así hasta los 40 años [9]. Obviamente, es importante recordar que cada caso es único e individual, por lo que todo dependerá de tu trayectoria vital y de tus experiencias vividas. De la misma manera que para la mayoría de mujeres su autoestima acostumbra a empeorar a medida que pasa el tiempo, también puede darse el caso contrario y que sientas que tu autoestima vaya aumentando y mejorando con el paso de los años. Sin embargo, desgraciadamente, esto último no suele ser lo más habitual.

Cómo fortalecer tu autoestima

Ya habrás visto la importancia de cuidar de nuestra autoestima a medida que envejecemos, pues puede volverse especialmente vulnerable e impactar de gran manera en nuestra salud mental además de en nuestra sexualidad.

Así pues, ¿qué puedes hacer tú para fortalecer tu autoestima? Aquí van algunos consejos que podrían ayudarte:

• Cuida de tu salud física y mental. Esto no significa que te machaques en el gimnasio tratando de conseguir el ideal de figura femenino. Significa que cuides de tu piel, que te mantengas activa, hidratada y sigas una dieta variada y equilibrada. No hay nada de malo en usar lubricantes si tienes sequedad vaginal, así como tampoco pasa nada por acudir a terapia psicológica para recibir ayuda. También puedes probar suplementos enriquecidos en maca, damiana o vitamina B6, que cuentan con muchos beneficios a la hora de mejorar la libido y la actividad hormonal sexual de la mujer. En definitiva, cuida de tu cuerpo y de tu mente, y facilítate todo aquello que necesites.
• Comunícate con tu entorno. La comunicación es esencial, hablar de lo que te preocupa (ya sea con alguien de confianza, con tu pareja, o con algún profesional de la salud) ayudará en gran medida a que tu autoestima no empeore (e incluso mejore).
• Acepta los cambios en tu cuerpo como lo que son: un proceso natural. Con la llegada de la menopausia los niveles de estrógeno disminuyen, tu peso puede cambiar y tu labilidad emocional tiende a aumentar. Llegan las arrugas, las canas y un sinfín de cosas más. Ocurren muchos cambios que pueden hacer que sientas que tu apariencia ha empeorado, pero no lo ha hecho: simplemente ha cambiado. Sigues siendo la misma mujer que siempre, tan solo de manera diferente (y con mucha más experiencia y sabiduría).
• Cultiva tu amor propio. Mímate, aprende a valorarte tal y como eres actualmente. Dedica tiempo a conocer qué necesitas ahora, explora tus emociones, tu cuerpo. Vístete como más te apetezca, haz aquello que te haga sentir plena. Siéntete atractiva, porque lo eres.
• Deja ir a tu yo del pasado y haz las paces con el presente. Puede que ya no seas fértil, ni tengas el mismo cuerpo que hace unos años, pero tampoco necesitas nada de eso para ser feliz y sentirte completa. Independientemente de la edad, de tu cuerpo y de tu estado fértil, eres una mujer entera e independiente, con tus propias necesidades y en todo tu derecho de disfrutar de la vida y de tu sexualidad como siempre lo has hecho.
• Explora nuevas formas de vivir tu sexualidad. El sexo no caduca con la edad. Tener una determinada edad no supone el fin de tu vida sexual. Al contrario, dedícale más tiempo a explorar tu libido y a descubrir qué funciona contigo. Habla con tu pareja sobre qué os gusta a cada uno y coméntale cuáles son tus necesidades actuales y tus preocupaciones. O simplemente experimenta por ti misma y redescúbrete. Existen tantas maneras de disfrutar de la sexualidad como personas en el mundo, y ninguna es mejor que otra.

En definitiva, aprender a quererse a una misma es un ejercicio que dura toda la vida. Cada una de nosotras tenemos nuestro propio proceso y seguimos nuestro propio ritmo. No hay nada de malo en empezar a quererse partiendo de cero, así como tampoco pasa nada por empezar más tarde. No es ninguna carrera, tú marcas tu propio ritmo. Recuerda que la principal protagonista de tu vida eres tú.