¿Para qué sirven los lubricantes?
La mujer produce desde la pubertad un líquido o secreción de color blanquecino que se llama flujo vaginal. Este flujo está producido por las glándulas que se encuentran en la vagina y el cuello uterino y sirve para mantener la salud vaginal y lubricar la vagina para facilitar la entrada del pene durante el sexo con penetración. El problema es que, en determinadas épocas (embarazo, menopausia, posparto, estrés…), se puede producir sequedad vaginal, es decir, una disminución de esta lubricación en todos los momentos, incluida la excitación, generando irritación, molestias, picazón, dificultando la penetración y causando dolor en las relaciones sexuales.
La solución más inmediata a este problema de sequedad vaginal es el uso de lubricantes que se pueden aplicar antes de la relación sexual para aumentar la lubricación de la zona y evitar el dolor y las molestias, ofreciendo un mayor placer. Asimismo, reducen las fricciones y roces que pueden causar la rotura del preservativo, evitando un embarazo no deseado y el contagio de enfermedades de transmisión sexual. Estos lubricantes suplen la humedad natural de la zona íntima de manera similar a las secreciones vaginales, por lo que deben ser lo más parecido posible a la lubricación fisiológica, con texturas filantes, un poco líquidas.
Además, los lubricantes pueden facilitar el uso de ejercitadores del suelo pélvico como las bolas chinas o los huevos de jade, la copa menstrual o juguetes eróticos como los vibradores. También pueden usarse en la masturbación y son indispensables en el sexo anal, dado que carece de lubricación natural.
Las novedades en el mercado de los lubricantes han introducido algunos con sabores para hacer más agradable el sexo oral y pueden servirse para dar masajes sensuales.
En cuanto a su uso, se aconseja probar primero con una pequeña cantidad en la mano para asegurarse de que no produce alergia y, si es así, comenzar con una pequeña cantidad e ir aumentando y reaplicando según haga falta.
Como ves, tienen muchos usos y utilidades, pero ¿cómo saber cuál elegir? ¿En qué debemos fijarnos?
Consejos para elegir el mejor lubricante
- Existen diversos tipos de lubricantes según su composición: oleosos, de silicona y de base acuosa:
• Los de base acuosa son más ligeros, más naturales, se absorben mejor, son menos untuosos y más fáciles de retirar y limpiar. Son los mejores cuando hay sequedad vaginal o si se quiere conseguir un embarazo, ya que no interfieran con la movilidad de los espermatozoides. También se pueden usar con preservativo o juguetes de silicona. Además, son respetuosos con la flora vaginal y anal y no alteran el pH. Se aconsejan en personas sensibles a irritaciones vaginales. Son los más naturales, su único inconveniente es que se evaporan antes, por lo que puede ser necesario reaplicar, y que se diluyen en el agua, por lo que no sirven para el sexo en la ducha.
• Los lubricantes de silicona son más densos y no se absorben con facilidad, por lo que duran más. Se recomiendan sobre todo en el sexo anal y en el agua. Tienen una textura más sedosa y deslizante. Son compatibles con el látex en general, pero no con la silicona.
• Los lubricantes oleosos son los más grasos, más duraderos y de más lenta evaporación, por lo que son ideales para sesiones largas de sexo, pero son difíciles de retirar y pueden manchar. Aseguran mayor desliz y duración, por lo que se aconsejan con juguetes eróticos y el sexo en el agua. No obstante, pueden irritar la vagina y son incompatibles con el látex, pudiendo incluso romper el preservativo o el diafragma. Además, la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) desaconseja “el uso de lubricantes con base de aceite o silicona en mujeres con sequedad vaginal porque son menos parecidos a las secreciones naturales que los lubricantes con base de agua y su pH o su osmolaridad no suelen ser los adecuados”.
- Además, se pueden encontrar lubricantes de diversos sabores, con efecto frío o calor, excitantes relajantes… Estos pueden elegirse según los deseos de la pareja. Incluso se pueden tener varios para usar según las necesidades de cada momento.
- En cuanto al pH del lubricante, se debe elegir uno de entre 3,8-4,5 para uso vaginal y de 5,5-7 para uso anal. Un pH muy alto puede aumentar el desarrollo de infecciones.
- Respecto a su composición, según la Organización Mundial de la Salud, la osmolaridad (concentración de sustancias) de un lubricante debería ser inferior a 380 mOsm/ kg para minimizar el daño epitelial. Esta osmolaridad suele depender de la concentración de glicoles y sobre todo de la de glicerol y propilenglicol que no debería ser superior al 8,3% del total o podrían causar una reacción alérgica.
- Evita aquellos lubricantes que contengan parabenos y conservantes, intenta que estén fabricados con compuestos naturales. Estos compuestos poseen un efecto estrogénico débil y podrían actuar como disruptores endocrinos. No obstante, se pueden usar methylparaben y ethylparaben, dos parabenos autorizados en Europa para su uso en cosméticos que se consideran ingredientes seguros ya que se absorben muy poco por la piel y aseguran que el producto no se contamine por microorganismos, muy importante en productos de base acuosa como los lubricantes íntimos debido a su zona de aplicación.
- Es mucho más respetuoso para la vagina utilizar producto basado en agua con polímeros como la goma xantana y algún ingrediente que aporte hidratación como la glicerina.
- Evita también las formulaciones de lubricantes que contengan polyquaternium 15 específicamente, y compuestos policuaternarios en general, pues se trata de un compuesto cuya seguridad está cuestionada.
- No se aconsejan los lubricantes que contengan espermicidas tipo nonoxinol-9 ya que esta sustancia aumenta el riesgo de irritación.
- Tampoco los que contienen otros aditivos para aportar un efecto adicional, como la benzocaína, que se considera un medicamento y requiere prescripción médica.
La necesidad de lubricantes pone de manifiesto una sequedad de mucosas cómo hemos dicho, de índole hormonal. Para ello es necesario que además de una lubricación adicional durante las relaciones, una hidratación habitual que puedes hacer diariamente con hidratantes tópicos y orales, cómo es el caso de FemmeUp Oil.
Redacción: Irene García, Directora de Contenidos de Fourcats Media
OMS
Asociación Española para el Estudio de la Menopausia