Respuesta sexual: excitación, meseta, orgasmo y resolución
Según el modelo de Masters y Johnson publicado en 1966, la respuesta sexual se divide en cuatro fases [2]:
- Excitación: esta primera fase está caracterizada por el inicio de la lubricación vaginal femenina y lubricación de la uretra masculina. En esta fase inicial empieza un aumento de la tensión muscular y órganos genitales y aumento de la frecuencia cardíaca y aporte sanguíneo. Esta fase puede tener una duración de minutos hasta horas.
- Meseta: en este segundo estadio se van intensificando los cambios de la fase anterior y se va acumulando más tensión.
- Orgasmo: esta tercera fase se caracteriza por las contracciones involuntarias de algunos músculos y la liberación de tensión nerviosa acumulada hasta el momento. En hombres se da la expulsión del semen y en mujeres contracciones rítmicas del útero. El aumento de tensión de la musculatura aumenta la presión del pene y de las paredes vaginales resultando una experiencia placentera, el orgasmo.
- Resolución: en esta fase el cuerpo va recuperando su tono respiratorio, cardiaco y muscular y, como consecuencia, se experimenta una sensación de bienestar. Encontramos diferencias entre hombres y mujeres. En el caso de los hombres se da un período refractario, el cual impide tener nuevos orgasmos durante unos minutos u horas, en cambio en el caso de muchas mujeres si la estimulación continúa, pueden volver a experimentar orgasmos durante un período de una hora aproximadamente.
A este modelo se le añadió otra fase, el deseo. Ellen Singer Kaplan, psicóloga especialista en sexología y respuesta sexual, introdujo esta quinta fase, la cual precedería a todas las descritas por Masters y Johnson. Kaplan describió el deseo como : “sensaciones específicas de apetito o impulso sexual que mueven al individuo a buscar experiencias sexuales o mostrarse receptivo a ellas” [3]. Ambos autores estuvieron de acuerdo que no todas y cada una de las fases tenían que darse obligatoriamente en la respuesta sexual.
Schnarch y Basson fueron dos autores los cuales dieron énfasis en la importancia de los componentes psicológicos durante el encuentro sexual y soporte de las distintas fases. Dentro de estos aspectos psicológicos se incluyen la valoración positiva del encuentro sexual (satisfacción), las expectativas, la interacción, la intimidad y la comunicación, entre otras [3].
Actualmente, se reconoce que no existe un modelo único de respuesta sexual femenina, sino que existen patrones heterogéneos de respuesta, [4] pero modelos como estos han guiado el estudio de la respuesta sexual y han sentado bases diagnósticas y de tratamiento de las disfunciones sexuales y trastornos relacionados con el sexo.
Disfunciones sexuales
Gracias a las aportaciones de la literatura en torno a la respuesta sexual, los manuales diagnósticos han sentado sus bases sobre ellas y hoy en día las disfunciones sexuales se organizan en diversos trastornos referidos a cada fase, siguiendo el modelo de Masters y Johnson y Kaplan, entre otras aportaciones.
Las disfunciones sexuales, actualmente se clasifican de la siguiente forma [5]:
- Trastornos del deseo
Deseo sexual hipoactivo y trastorno por aversión al sexo.
- Trastornos de excitación
Trastorno de la excitación sexual femenino y trastorno eréctil en hombres.
- Trastornos del orgasmo
Trastorno orgásmico femenino, trastorno orgásmico masculino y eyaculación precoz.
- Trastornos por dolor
Dispareunia y vaginismo.
Estos trastornos comentados se interponen a la satisfacción sexual, concepto que se considera un derecho y es parte fundamental de la salud sexual. Este tiene dos componentes: el físico y el psicológico, siendo así la satisfacción sexual tanto emocional como orgánica [4].
Los factores que influyen pueden ser: fisiológicos (como enfermedades, estilo de vida, menopausia, posparto, efecto secundario de fármacos) o bien psicológicos (como experiencias negativas en las relaciones, abusos, maltratos, bajos niveles de felicidad y bienestar general, angustia emocional, creencias, experiencias/relaciones pasadas y presentes, estilo de vida y otros trastornos del estado de ánimo[6].
Tratamiento de las disfunciones y trastornos sexuales
Los trastornos en la respuesta sexual pueden provocar ansiedad anticipatoria al encuentro sexual, vergüenza, estrés y un impacto general en la persona. Existen métodos, técnicas y herramientas para la mejoría de estas disfunciones y trastornos sexuales. Desde de FemmeUp os mostramos algunas herramientas usadas en terapia psicológica y sus principales objetivos.
- Mindfulness: basado en la atención plena y consciente del presente, útil para el manejo de la ansiedad y para entender e identificar sensaciones experimentadas en cada momento [7].
- Focalización corporal en la terapia en pareja: consiste en sesiones de caricias y observación de la pareja atendiendo a las sensaciones y buscando el aumento del disfrute y estimulación del otro. Eficaz para disminuir de forma gradual la ansiedad anticipatoria a las relaciones sexuales, a la vez que también incrementa la comunicación, la confianza e intimidad entre los miembros de la pareja.
- Terapia de pareja centrada en las emociones (TCE): destacando las emociones como herramienta central para lograr el cambio en la pareja, indagando en las formas de apego entre los miembros de la pareja [8].
- Método Gottman: este método tiene como objetivo reducir y trabajar el conflicto entre la pareja de forma verbal, aumentando así la intimidad, el afecto y el respeto, eliminando barreras entre la pareja y aumentando la capacidad de empatizar y de resolver los futuros problemas de la relación[9].
- Lectura y visionado de erotismo en pareja: promueve la motivación y receptividad sexual.
- Kinesiología del suelo pélvico: educación y aprendizaje de técnicas kinésicas orientadas a la salud de la musculatura pélvica, mejorando condiciones ginecológicas, urológicas etc.
- Técnicas de integración cerebral y terapias energéticas en trauma: basadas en la medicina oriental. El foco es la atención a la energía positiva y negativa de las emociones. Uso de una herramienta llamada gafas hemisféricas para estimular y procesar la información de los dos hemisferios de forma simultánea. De este modo, se consigue “destapar”, verbalizar traumas y resolver conflictos que interfieren en la salud sexual individual y dinámica de pareja.
- Busca suplementos naturales que te ayuden a elevar la libido como FemmeUp Libido formulado con maca, damiana, jengibre, ginkgo biloba y vitaminas B y B6 que te ayudan a aumentar tu energía y despertar tu deseo sexual.
Una última herramienta muy poderosa es la psicoeducación, incluye autoconocimiento de la anatomía genital, desmitificar el amor y las etapas de una relación y entender las etapas de la respuesta sexual conociendo los cambios y factores que se dan e inciden.
Para finalizar mostrar los datos de un estudio a gran escala con una muestra de 384 mujeres y 363 varones. Los resultados mostraron que la prevalencia de las disfunciones sexuales en mujeres era del 52% y en hombres un 38,8% ,siendo el deseo sexual hipoactivo el trastorno con mayor prevalencia en el grupo femenino y la eyaculación precoz en el grupo masculino [10].
Recuerda que no estás sola, hay muchos factores que pueden hacer tambalear el correcto funcionamiento de la respuesta sexual. No esconderse y pedir ayuda será el mejor tratamiento.
En caso de apreciar descenso del deseo, de la libido, se recomienda primero un autoanálisis de estilo de vida: "¿Qué cosas pueden estar perjudicando mi libido? ¿Dispongo de energía, tiempo de calidad con mi pareja? ¿Está mi relación en un buen momento?"
Una vez abordado el estilo de vida, deberemos abordar nuestros estado de salud y finalmente la valoración psicológica. Además de la consultas que podamos responderte en FemmeUp, el abordaje del/la especialista a través de la consulta ginecológica, sexológica, psicológica y7o médica será crucial para empezar la recuperación y disfrute de la sexualidad.
Fuente:
(1) Kleinplatz, Peggy J. (2018). History of the Treatment of Female Sexual Dysfunction(s). Annual Review of Clinical Psychology, 14(1), annurev-clinpsy-050817-084802–. doi:10.1146/annurev-clinpsy-050817-084802
(2) Masters WH, Johnson VE. (1966) Human sexual response. Boston: Little, Brown.
(3) Sierra, J.C., Zubeidat, I., Carretero-Dios, H., Reina, S. (2003). Estudio psicométrico preliminar del Test del Deseo Sexual Inhibido en una muestra española no clínica. International Journal of Clinical and Health Psychology; 3(3), 489-504.
(4) Maiellano. B. (2020). Interpretación de los cambios en el comportamiento sexual de la mujer durante el embarazo. Journal of negative & no positive results, 5(10), 1106-1117.
(5) Campo-Arias, Adalberto; Herazo, Edwin (2016). Novedades, críticas y propuestas al DSM-5: el caso de las disfunciones sexuales, la disforia de género y los trastornos parafílicos. Revista Colombiana de Psiquiatría, (), S003474501630083X–.doi:10.1016/j.rcp.2016.08.008
(6) Starc, Andrej (2018). Female Sexual Function and Dysfunction: A Cross-National Prevalence Study in Slovenia. Acta Clinica Croatica, 57(1), 52–60. doi:10.20471/acc.2018.57.01.06
(7) Simón, V. (2013). Mindfulness y psicología: presente y futuro. Informació psicològica, (100), 162-170.
(8) Jiménez. A, Maldonado. M. (2020). Terapia de Pareja Centrada en las Emociones. Revista Griot, 13, 1-20.
(9) Mordechai. J, Schwartz. J . (2008). Gottman Method Couple Therapy. En Clinical handbook of couple therapy (138-166). New York: The Guilford Press.
(10) Sánchez.C, Carreño. J, Martínez,S, Gómez, M E. (2005). Disfunciones sexuales femeninas y masculinas: Comparación de género en una muestra de la ciudad de México. Salud mental, 28, 74-80.