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¿Cómo afecta la tiroxina a la salud de la mujer?

La tiroxina es una de las hormonas tiroideas, esenciales en muchas funciones del organismo y con gran influencia en las funciones menstruales y el embarazo, por lo que su disfunción puede afectar a la salud de la mujer.

¿Qué es la tiroxina?

La tiroxina (T4) es la principal hormona secretada en el torrente sanguíneo por la glándula tiroides. Es la forma inactiva y la mayor parte se convierte en una forma activa llamada triyodotironina o T3 por órganos como el hígado y los riñones. Las hormonas tiroideas juegan un papel vital en la regulación de la tasa metabólica del cuerpo, las funciones cardíacas y digestivas, el control muscular, el desarrollo del cerebro y el mantenimiento de los huesos.

La tiroxina cuenta con una actividad biológica menor y una vida media mayor que la triyodotironina, por lo que se suele mantener una reserva constante.

Afecta a casi todos los sistemas del cuerpo, lo que significa que los niveles adecuados de tiroxina son vitales para la salud.

¿Cuáles son las funciones de la tiroxina?

Las principales funciones de las hormonas tiroideas (T4 y T3) son:

- Regular la velocidad a la que el cuerpo utiliza calorías (energía). Esto afecta la pérdida o el aumento de peso y se denomina tasa metabólica.

- Ralentizar o acelerar el ritmo cardíaco.

- Subir o bajar la temperatura del cuerpo.

- Influir en la velocidad a la que los alimentos se mueven a través del tracto digestivo.

- Afectar al desarrollo del cerebro.

- Controlar la forma en que se contraen los músculos.

- Manejar el mantenimiento de la piel y los huesos controlando la velocidad a la que el cuerpo reemplaza las células muertas (un proceso normal).

¿Cómo afecta la tiroxina a la salud de la mujer?

Las hormonas tiroideas (TH) son vitales para la función reproductiva normal de humanos y animales. La L-tiroxina (tetrayodotironina o T4) y la L-triyodotironina (triyodotironina o T3) actúan directamente sobre los tejidos ovárico, uterino y placentario a través de receptores nucleares específicos que modulan el desarrollo y el metabolismo de estos órganos. Además, actúan indirectamente a través de múltiples interacciones con otras hormonas y factores de crecimiento, como el estrógeno, la prolactina y el factor de crecimiento similar a la insulina y al influir en la liberación de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) en el eje hipotálamo-pituitario-gonadal. Por lo tanto, los cambios en los niveles séricos de hormonas tiroideas, como el hipotiroidismo y el hipertiroidismo, pueden provocar subfertilidad o infertilidad.

La aparición de hipotiroidismo en mujeres se asocia con trastornos reproductivos, como retraso en el inicio de la pubertad, anovulación, quistes ováricos, irregularidad menstrual, infertilidad, aumento de la frecuencia de abortos espontáneos y nacimiento de bebés prematuros con bajo peso al nacer y anomalías congénitas.

El hipotiroidismo suele ser el resultado de una tiroiditis autoinmune, en la que los propios anticuerpos del cuerpo reaccionan contra las proteínas tiroideas clave, como la tiroperoxidasa (TPO) y/o la tiroglobulina (Tg), lo que provoca la destrucción y la pérdida de la función de la glándula.

La buena noticia es que el hipotiroidismo se puede tratar con la ingesta de hormona tiroidea sintética (levotiroxina). Incluso si la afección se descubre durante el embarazo, una vez que comienza el tratamiento y los niveles hormonales se normalizan (idealmente en el primer trimestre), las posibilidades de enfermedad o defecto fetal son muy bajas. Por eso, se aconseja hacerse un análisis hormonal antes del embarazo para comprobar si los niveles de ambas hormonas son correctas y evitar problemas en la gestación.

La prevalencia de hipertiroidismo en mujeres en edad reproductiva es del 1,3%, y la enfermedad suele presentarse como consecuencia de un aumento de anticuerpos contra el receptor de la hormona estimulante de la tiroides (TSH), lo que se conoce como enfermedad de Graves-Basedow. Los datos que respaldan la asociación del hipertiroidismo con la infertilidad aún son escasos y, a veces, contradictorios, pero los estudios retrospectivos y prospectivos sugieren que el 5,8 y el 2,1% de las mujeres con hipertiroidismo tienen infertilidad primaria y secundaria, respectivamente. Aunque su prevalencia es menor que la del hipotiroidismo, la aparición de hipertiroidismo también se asocia con irregularidad menstrual, aumento de la atresia folicular y quistes ováricos.

El hipertiroidismo también puede causar síntomas que simulan la menopausia, incluidos sofocos, cambios de humor, insomnio y falta de menstruación, lo que puede afectar la capacidad de concebir. En las mujeres que quedan embarazadas, una tiroides hiperactiva las pone en riesgo de sufrir náuseas matutinas más graves.

Hay muchas maneras diferentes de tratar el hipertiroidismo, incluidos medicamentos y/o cirugía para extirpar toda o parte de la glándula tiroides. En mujeres embarazadas, los tratamientos deben adaptarse cuidadosamente para garantizar el bienestar fetal y materno. Nuevamente, es mejor conocer el estado de la tiroides antes de quedar embarazada o intentar quedar embarazada.

¿Podemos influir en la salud de la tiroides?

Cuidar nuestro estilo de vida y seguir una serie de consejos puede ayudarnos a mantener la salud de la glándula tiroides y, por lo tanto, unos adecuados niveles de tiroxina:

- Evita el estrés ya que el cortisol, la hormona del estrés, impide que las hormonas de la tiroides entren en las células del cuerpo.

- Incluye yodo en tu alimentación, ya que este mineral es fundamental para el funcionamiento de la tiroides y unos niveles bajos pueden causar hipotiroidismo. El yodo se encuentra en alimentos como la sal yodada, los mariscos, el pescado azul, el queso, los huevos, las algas, etc.

- Incluye zinc en tu dieta, ya que los niveles bajos aumentan el riesgo de padecer hipotiroidismo e hipertiroidismo. Puedes encontrarlo en mariscos, pescados, carne, pollo, espinacas, frutos secos.

- Haz ejercicio físico de manera regular ya que la actividad física regula la actividad de las hormonas tiroideas y equilibra el trabajo metabólico del cuerpo.

- El magnesio es otro de los minerales esenciales que ayudan a mejorar el funcionamiento de tu tiroides. Puedes encontrarlo en los aguacates, los huevos, las espinacas, el maíz o los frutos secos.

Fuente:

Juneo F Silva, Natália M Ocarino, Rogéria Serakides, Thyroid hormones and female reproduction, Biology of Reproduction, Volume 99, Issue 5, November 2018, Pages 907–921, https://doi.org/10.1093/biolre/ioy115

Cooper, D. S., Doherty, G. M., Haugen, B. R., Kloos, R. T., Lee, S. L., Mandel, S. J., … Tuttle, R. M. (2009). Revised American Thyroid Association Management Guidelines for Patients with Thyroid Nodules and Differentiated Thyroid Cancer. Thyroid. https://doi.org/10.1089/thy.2009.0110

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