¿Cómo afecta el calor al sueño?
Cuando hablamos de conciliar el sueño y dormir mejor, siempre se dice que una de las claves es mantener una temperatura de la habitación adecuada, sin mucho frío ni mucho calor. Por lo tanto, es obvio que el calor excesivo puede dificultar el sueño.
Uno de los motivos es que nuestra temperatura corporal desciende al dormir para ayudar al organismo a gastar menos energía, pero, cuando hace mucho calor, esa capacidad se ve limitada, lo que hace que sintamos mucho calor y no podamos conciliar el sueño.
Nuestro cuerpo y nuestro cerebro no se relajan debido a la incomodidad que sentimos, lo que hace casi imposible dormirse.
Otros síntomas frecuentes en estos casos son:
- Sensación de calor y rojez en el rostro.
- Agobio y nerviosismo.
- Garganta reseca y ataques de tos.
- Sensación de ahogo o dificultad para respirar.
- Dolor de cabeza.
- Sofocos.
Además, el calor puede causar frecuentes despertares, produciendo un sueño fragmentado que no nos ayuda a descansar correctamente.
Todo esto interfiere con la producción de hormonas que se producen durante el sueño (como la hormona de crecimiento y la melatonina), afectando a nuestra salud general. El aumento de la temperatura corporal hace que nuestro cerebro genere menos melatonina, la hormona que nos ayuda a dormir.
¿Cómo mejorar nuestro sueño en verano?
1. Evita las cenas abundantes y copiosas que aumentan tu temperatura corporal haciéndote sentir más calor. Además, se debe cenar unas dos horas antes de irse a la cama.
2. No bebas alcohol, también dificulta el sueño al ser excitante.
3. La temperatura máxima debería ser los 26º C, así que procura que tu habitación esté más fresca ya sea usando aire acondicionado, ventilador, abriendo las ventanas… Pero nunca dirijas el aire directamente contra ti. Debe ser aire indirecto.
4. Durante el día, mantén las persianas bajadas y las ventanas cerradas en las horas de más calor para que la casa no se sobrecaliente.
5. Si el ambiente es muy seco, usa un humidificador.
6. Usa ropa de cama ligera de tejidos transpirables como las fibras naturales del algodón o el lino.
7. Duerme con poca ropa, ligera, de fibras naturales o incluso sin ropa.
8. Bebe mucha agua por el día para estar bien hidratada, pero no justo antes de acostarte para no tener que levantarte al baño y desvelarte.
9. Humedece las muñecas, la nuca y los tobillos antes de acostarte para sentirte más fresca.
10. Evita la cafeína en la tarde ya que esta sustancia reduce la duración de la fase REM (sueño de movimientos oculares rápidos), por lo que interrumpe el sueño reparador.
11. No hagas ejercicio físico antes de acostarte. El deporte genera adrenalina y noradrenalina, dos sustancias estimulantes que dificultan la conciliación del sueño.
12. Date una ducha de agua tibia antes de acostarte. No es bueno que sea agua fría ya que puedes conseguir el efecto contrario y hacer que tu temperatura corporal aumente para combatir el frío excesivo.
13. El colchón también debe ser transpirable para ayudarte a dormir mejor.
14. Trata de mantener el mismo horario que tienes en el invierno.
15. Evita las siestas muy largas; lo ideal son 20 a 30 minutos.
16. Atenúa la luz y evita los ruidos en la habitación.
17. Si no consigues dormirte, no te quedes en la cama dando vueltas y poniéndote más nerviosa. Levántate, date un paseo por casa o incluso por la calle, relájate y, cuando estés más tranquila, vuelve a la cama.
18. Si lo necesitas, recurre a suplementos de Ashwagandha. La Ashwagandha es una planta que bloquea la vía del estrés, reduciendo la ansiedad y el insomnio. La Ashwagandha puede mejorar el sueño y combatir el insomnio al inducir la fase REM, la fase en la que descansamos de manera más profunda y, por tanto, la más reparadora. FemmeUp Zen, elaborado con Ashwagandha, te ayuda a mejorar la calidad del sueño gracias a su alta concentración de withanólidos, que ayudan a calmar la función cerebral y disminuir la presión arterial.
Redacción: Irene García, Directora de Contenidos de Fourcats Media