Diferencias entre amor y atracción
El amor y la atracción son dos cosas diferentes que a veces tendemos a confundir. Existen los “amores ciegos” e incomprensibles, esos que aparentemente no tienen lógica, las fantasías e idealización del ser amado, amores llenos de sufrimiento, renuncias y sacrificio… Intentamos seguir las pautas que hemos visto en las películas o leído en los libros, pero que se alejan mucho de la vida real y que no son nada beneficiosas.
Se puede plantear una distinción entre el amor como una actitud y el amor como una emoción, lo que nos lleva a entender que el primero puede ser el amor-afecto y el segundo convertirse en el amor-pasión. No resulta extraño observar la confusión conceptual existente en torno al tema. Así, por ejemplo, se habla de amor y atracción al mismo tiempo, y mientras unos defienden el amor como mera intensificación de la atracción y el deseo, otros hablan de diferencias cualitativas entre ambos; existen asimismo muy diversas y variopintas denominaciones, tipologías y taxonomías (que se prestan a jugosas comparaciones —Sternberg, 1989—), y en cuyo seno resulta a veces difícil aceptar como "amor" alguno de los tipos propuestos.
Buena parte de los investigadores se mueven en una persistente perplejidad respecto al amor y a toda la parafernalia que le acompaña. La gran cuestión es, cómo no, la explicación del fenómeno y, en concreto, el interrogante sobre si las reglas que gobiernan las relaciones humanas y las conductas sociales pueden aplicarse también, y siempre, al amor. En buena lógica, la respuesta debe ser positiva: y así, teorías como la del refuerzo, o sus vertientes cognitivo-sociales como la del intercambio o la de la equidad, insisten en que la génesis y mantenimiento de una relación amorosa dependen del grado en que las recompensas (o expectativa de recompensas) mutuas sean superiores a las obtenibles en relaciones alternativas.
Además de las lógicas diferencias entre ambos (como la mayor idealización, fantasía y recompensas imaginarias en el caso del amor-pasión), una de las diferencias más claras entre ellos sería el factor temporal: el afecto suele durar mucho más tiempo, puede durar toda una vida (amigos de la infancia que duran hasta la muerte), mientras el amor-pasión es mucho más frágil, puede nacer súbitamente y morir con la misma celeridad, y lucha contra el tiempo. Y ello ocurre sencillamente porque el tiempo hace que entren en acción las gratificaciones reales, lo que el otro realmente es, y no las imaginarias, no la idealización... Mientras el noviazgo es el "amor a la luz de la luna", el matrimonio es el "amor a plena luz del día”.
¿Puede el amor conyugal ser compatible con el amor-pasión?
¿Puede llegar a presentarse al amor-conyugal (visto como alienante y represivo) como incompatible con el amor-pasión, al que la literatura romántica presenta como "el verdadero" amor? El matrimonio es visto así como la tumba del amor-pasión... Con ello, el miedo al matrimonio se expande y surgen todo tipo de derivados o sucedáneos: uniones libres, matrimonios que viven separados, monogamia sucesivas, adulterios con consentimiento bilateral o unilateral, ménages a trois, a cuatro, comunas que comparten mesa y cama, libre intercambio de parejas, poligamias-poliandrais recíprocas, relaciones fugaces y sin compromiso, madres reproductoras para solteros, etc. Ahora las variantes de lo que es una relación afectivo-amorosa son infinitas.
Erich Fromm (1972) defiende que el amor sin pedir nada a cambio acaba generando equidad: quienes así aman verán devuelto ese amor de algún modo, dice Fromm. Tal vez bajo la pretensión de que la equidad no es aplicable al amor que subyace del deseo, en algunos varones especialmente, de seguir manteniendo un propio status no equitativo del que se benefician (por ejemplo, el querer seguir sin lavar los platos). Porque buena parte de los estudios al respecto insisten en las altas correlaciones de la equidad percibida con satisfacción, duración de la relación, satisfacción sexual, etc. (Hafield et al., 1979).
La elección de una pareja y de la persona con la que compartimos este tipo de vínculos también puede convertirse en una ardua tarea. Las mujeres suelen asociar más la satisfacción en una relación con el amor pasional, al contrario que los hombres (AronyHenkemeyer, 1995). Ellas asocian ese amor pasional con la compañía mientras que los hombres incluyen el ‘compañerismo’ muchos años después (GroteyFrieze,1999).
Del amor obsesivo, el acoso y la pasión
El amor obsesivo o amor no correspondido puede variar de un anhelo normal a una obsesión disfuncional. De acuerdo a Baumeister y Wotman (1992) este amor puede ser muy doloroso y destruir la autoestima de la persona que no puede sobrellevarlo y, por supuesto, también de la persona que no corresponde. Pueden surgir emociones como enfado, molestia, sentimientos de impotencia, o culpa por no poder corresponder. Por su parte, Howard (2001) menciona que este tipo de amor es un sentimiento de estar incompleto, vacío, desesperado, triste y perdido.
La pasión es una variable psicológica llena de controversia tanto en su experiencia como en lo conceptual, pues para los legos representa una emoción matizada de intensidades positivas y negativas que les llevan a la felicidad, éxtasis y optimismo al mismo tiempo que a un apego excesivo con el amante que lo lleva a la ansiedad, temor, decepción y tristeza; al mismo tiempo, para los científicos sociales es vista en forma principalmente positiva (Fehr, 1993; Fletcheret al., 1991; Sternberg, 1986), mientras que solo algunos reconocen su vertiente negativa (Hatfield et al., 1993;Rousseau et al., 2001; Yela, 2000).
El factor de amor desesperado versa sobre la invalidez experimentada ante la ausencia del objeto de amor, misma que se manifiesta en la ansiedad, urgencia de ver a la persona, agonía, inseguridad, miedo y deseos de no vivir. Esta dimensión refleja ampliamente el planteamiento de Sperling et al., (1991) quienes mencionan que este encaprichamiento es un apego ansioso, engañoso y que requiere del otro continuamente, hay emergencia hacia la persona y cuando no se tiene, la inseguridad y la desesperación surgen. El amor obsesivo concentra la auto-percepción de desorientación, necesidad, angustia, tristeza, idea de fracaso y sentirse miserable, desesperación, intranquilidad, sufrimiento y descontrol que se experimenta ante el alejamiento o separación del ser amado. En concordancia con esto, la persona siembra toda expectativa de felicidad, tranquilidad y valía en la atención, contacto o correspondencia del otro. Este factor expresa más que obsesión y preocupación por el otro – como las definiciones lo indican (Baumeister et al., 1992; Cupach et al., 1998) – el desconsuelo emocional al no tener a la persona pues ella es laúnica fuente de gratificación y felicidad, al igual que el amor desesperado.
En el caso del acoso, se conjugan reactivos que se refieren a la búsqueda persistente de interacción con el objeto de amor, incluyendo estrategias de persecución, obligarle a hacerle compañía, acorralarle, imponiéndole su presencia, comprometiéndole a compartir espacios, presionándole bromeándole sobre temas sexuales con el fin de impedir que algo se interponga entre ellos y así lograr la atención o correspondencia. En este factor, se agrupan de forma muy precisa aspectos de no mutualidad, búsqueda por la interacción amenazante, maliciosa, repetida, hostigante y, por consiguiente, displacentera que refiere Cupach et al.,(1998) en su definición teórica.
Se puede notar que el factor de atracción no ha sido muy evaluado, así como el de acoso que no ha sido operacionalizado por los autores cuando estudian a la pasión. Por otro lado, la presente escala tiene una aplicabilidad en diferentes áreas de la Psicología, por ejemplo, dentro del área clínica es una herramienta confiable para detectar en qué etapa se encuentra un sujeto con respecto al amor pasional que siente por otra persona, así como detectar si predominan aspectos negativos o positivos en su emoción. Por otra parte se vuelve un conocimiento de cada sujeto con respecto a su estado y de esta forma obtener ayuda con esas áreas donde se siente incómodo, si es el caso.
Fuente:
- García Andrade, A.; Cedillo, R. P. La normalización científica del amor. A propósito de la perspectiva evolutiva en psicología.Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad, vol. 3, núm. 6, agosto-noviembre, 2011, pp. 83-95
- Sangrador, J.L., Consideraciones psicosociales sobre el amor romántico. Psicothema (1993 ) pp181-193